Ayer, después de una fiesta como fue la del Pilar, todos (casi todos), volvimos al redil del Dojo Hirota a pasarlo bien aprendiendo y recordando.
Como siempre que el Maestro Fidel (a pesar de que se mosquee), da la clase, un calentamiento que más que calentamiento parecía un “estufamiento” y me trae a la memória los comentarios que hicimos en el vestuario el maestro Kendolechon y yo sobre lo duros que eran los entrenamientos de karate y que de ellos salías hecho polvo pero no ahogado (disneico para los puristas). En efecto venerado maestro. Ayer pude comprobarlo. Es el dichoso Men de las narices que te impide recibir todo el aire que debería de entrarte en los pulmones. Además de Kendo por lo que veo practicamos anaerobia pura y dura.
Hecha esta reflexión y continuando con el tema Karate decir que la clase fue durilla pero sin pasarse, técnica y además movida, volviendo a los orígenes pero novedosa. Vamos una clase “com Déu mana”. Amig@s y amigos que me leéis… que bien me lo paso. Lástima que estas rodillas no van a permitirme en un futuro no muy lejano continuar con este arte marcial. Al menos intentaremos sacarle el máximo partido al tiempo que me quede.
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Será cuestión de diseñar un men con bombona de oxigeno...
ResponderEliminarAl menys que tingui un sistema de recirculació d'aire forçat, o un simple paipai. No ho sé amic meu, però de continuar aixì a més de genolls de titani m'hauràn de posar uns pulmons de "gacelo"
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