Comienzo también, de la temporada de la via del sable en sus dos vertientes: Ken-Do e Iai-Do.
Del segundo decir que el primer dia un poco oxidado, la verdad. Tanto es así que como Hiruma Sensei no pudo venir la clase, esta, me tocaba a mí darla por ser el grado más alto, pero decliné el tema y le pase la clase al Shihan Cerezo (Karate-Do) que la realizó mucho mejor de lo que yo hubiera podido hacer. Eso sí la segunda ya me puse las pilas e incluso Hiruma Sensei me lanzó un piropillo por ello, oye.
Solo decir que echo de menos a mi Sempai de Ken-Do (K-1000), pero el trabajo es el trabajo y entiendo muy bien su decisión de no asistir a clase, al menos temporalmente.
El Jueves pasado inicio de clase de Ken-Do. Un entreno “un pelo” diferente a lo que nos tenia acostumbrado Hiruma Sensei. Bastante físico (a mi me fue de perlas ya que en ese aspecto tengo un buen bagaje del verano) durante una hora. Luego un Egin-Geiko que resolví con un hikiwake (empate), contra mi adversario.
A destacar también que no pude entrenar, a pesar de que vino, con mi Sempai K-1000 el cual está de recuperación de una pequeña intervención quirúrgica y claro con los puntos recién puestos no era cuestión de hacer la “cabra mocha”. Él se dedico (que envidia sana para ellos), a enseñar a los tiernos lechones recién llegados.
Salí contento de la primera experiencia y como decía mi madre q.p.d.: -es importante, hijo, la primera clase. Ella, marca el camino del resto del curso-
Esperemos que tenga razón y al final del curso pueda decir que he aprendido más de lo que esperaba y merecía.
Un saludo y hasta el próximo artículo en este u otro blog.