Y mira que se está mucho mejor con calor que con frio. Me gusta, el sol, nací en el Mediterráneo, que canta J.M. Serrat, me gusta ver a la gente disfrutar de sus benéficos efectos, pero esto de las artes marciales aplicadas en la canícula (y que conste que aún estamos en primavera), no cuadra mucho, no.
La prueba de esto fue la clase-sauna que realizamos ayer y en la que acabamos más de uno y de dos hechos fosfatina. Solo de pensar que hoy puede pasar la misma historia en clase de Ken-do me pongo a temblar. A todo esto hay que tener en cuenta un detalle. Las ventanas estaban abiertas de par en par. Si no hubiera ocurrido esto más de uno cae al suelo deshidratado. Además y para acabarlo de adornar el Sensei estuvo especialmente durillo en la clase. Bufff!!!!!
Con el Maestro Jan estuvimos practicando antes de clase su examen y casi me da un vuelco el “cuore” cuando le veo hacer un Bunkai de Bassai dai diferente. Aggghhh!!! Pensé, pero luego me aclaró que era para recordar de donde venía el movimiento que da lugar a su inicio de técnica. ¡Sussstooo!
Las rodillas hoy, flojas. Se nota que aún están resentidas de la clase de Iai-do del pasado viernes en la que machaqué bastante esta parte de mi fea anatomía. Así que los Mae-gueri, Yoko-gueri, etc pasaron a mejor vida.